Dr. Silvino Vergara Nava
“La ley es como una telaraña,
hecha para atrapar moscas y otros
insectos chiquitos, y no para
cortar
el paso a los bichos grandes”
Eduardo Galeano.
En esta época de la humanidad, se
encuentra ante el cisma del orden vigente, donde existe un sistema establecido debilitado
como es el caso del poder político, es decir, el poder de los Estados - Nación,
que se enfrentan a un nuevo poder de amplia ductilidad, movimiento, y fuerza
que permite que, con esas características tenga la posibilidad de estar en
todos los Estados, pero sin residir en alguno de ellos, siempre a la
expectativa de los beneficios que le puede otorgar los Estado Nación, por ende,
este poder económico permanentemente observa con detenimiento que legislación
le convine para instalarse, una vez que se han agotado: 1.- Esa legislación
benevolente, -sobre todo la tributaria-, 2.- Los recursos naturales de ese territorio
–el medio ambiente- y 3.- La propia población útil, -los empleados- busca otros
horizontes en donde continuar con su depredación, por ello se le ha denominado
a ese poder económico así por el jurista italiano L. Ferrajoli como: “Poderes
salvajes”, (FERRAJOLI, Luigi, “Derecho y Razón” Editorial Trotta, Madrid, 2006)
es decir, aquellos que resultan incontrolables.
Ahora, el problema es como
limitarlo, es decir, como controlarlo o ponerle un muro de contención a dicho
poder económico, pues las legislaciones que se implementan por los Estados
lejos de limitar sus ambiciones de crecimiento económico mundial de esos
poderes salvajes éstos dominan a los estados nación, al extremo de implementar
políticas que dividen y crean nuevos estados, la caída de la URSS y el derrumbe
del murto de Berlín son la prueba evidente de ello, (CHEVALIER, Jacques, “El
Estado pos moderno” Universidad Externado de Colombia, Bogota, 2011), la
creación en Europa de ese fenómeno de escisión de Estados es la demostración
que no les es suficiente el control económico de los Estados, sino que anhelan un
control total de los mismos, (VITALE, Ermano, “Defenderse del Poder” Editorial
Trotta, Madrid, 2012), por ello es que, hoy el poder del Estado, es decir el
poder político se ha quedado arrinconado ante dichos poderes de los que resulta
necesario controlarlo. La forma de limitar a esos poderes es el debate que debe
de existir en el mundo.
En este lapso vivimos, el paso de
la época de la producción, en donde la población, los estados y el mundo en
general aspiraban a la mejor y mayor producción que se ha transformado en los
tiempos del consumo: “El consumismo que llega cuando el consumo desplaza al
trabajo de ese rol axial que cumplía en la sociedad de productores.” (BAUMAN
Zygmunt “Vida de Consumo”, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2013) Efectivamente,
todo versa en relación al consumo, y la legislación no es la excepción, menos aun
la legislación tributaria, pues es claro que en la legislación tributaria se
demuestra esa época de consumo, basta con breves ejemplos: Primero, con los
sistemas electrónicos, se requiere consumir equipos y sistemas computacionales
para simplemente tener el carácter de contribuyente, o bien, se requiere tener
conocimientos y habilidades computacionales para tener el carácter de servidor
publico, lo cierto es que, los equipos computacionales lejos de resultar la
medicina, se han convertido en la propia enfermedad. A ello habrá de adicionar otro
ejemplo tributario: Los impuestos, de los cuales están en expansión en el mundo
los impuestos sobre el consumo, no sobre la producción, por ello, importa
crear, controlar, y fiscalizar los impuestos al consumo, denominados
anteriormente como impuestos indirectos, pero qué, cada día tienen mayor
trascendencia, y es una muestra de la gobernabilidad no de los estados nación,
sino de estos poderes salvajes que a estos no le incomodan los impuestos al
consumo, su molestia son los impuestos a la riqueza, por ello el profesor
polaco Zygmunt Bauman, cita: “Todas las medidas emprendidas en nombre del
recate de la economía se convierten, como tocadas por una varita mágica, en
medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres”.
(BAUMAN, Zygmunt, “Esto no es un diario”
Paidos, Barcelona 2012) Entonces, en particular en los impuestos
indirectos a los cuales se quedó acorralado el Estado Nación, su expansión no
permite un mayor equilibrio e igualdad de la población, sucede lo contrario, en
voz del sociólogo francés Jean Baudrillard: “una sociedad profundamente
desigual, las acciones políticas que apuntan a asegurar una igualdad formal de
acceso, las más de las veces sólo redoblan las desigualdades” (BAUDRILLARD,
Jean, “La sociedad de consumo” Siglo XXI, Madrid, 2007) por ello es que, se
requiere de contener esos poderes salvajes que hoy están sobre el poder
político. Así como los derechos fundamentales y como en México, la Constitución
de los Estados Unidos Mexicanos, son las herramientas que limitan al poder
político, hace falta esa Constitución global pero que, limite a los poderes
económicos, sin que se pueda apelar a una especie de Estado único mundial, como
lo denomina Daniel Estulín: “Estado policía electrónico global” (ESTULIN,
Daniel, “La verdadera historia del club Bilderberg” Planeta, México, 2007) ya
que resultaría totalitario y genocida, -pues es genocida también el que acaba
con las costumbres y hábitat de los pueblos- por ello es que, dentro de las
políticas publicas de los Estados Nación, se requiere de la libertad de
innovación, y para ello deben estar prestos los estímulos a la investigación,
la educación, la cultura -nacional - no burocratizados, es decir que, no se
implementen para justificar su propia existencia, sino para que efectivamente
funcionen, y para ello se demanda el respeto a los derechos de los gobernados,
como es primordialmente el derecho a la intimidad, pues éste derecho lleva a
otros, a la libertad de pensamiento, y con ello de cátedra, de investigación,
de empresa, y así al desarrollo económico nacional - no global, todo lo cual es
de extrema urgencia, pues la humanidad no puede seguir en esa contienda:
poderes públicos vs poderes salvajes.