viernes, 25 de noviembre de 2016

MÁS CARO EL CALDO QUE LAS ALBÓNDIGAS



Uriel Flores Aguayo
@UrielFA


El descrédito de los políticos, la política, los partidos, los diputados, los Senadores, los funcionarios, los ediles, etc. trae consecuencias preocupantes y potencialmente peligrosas. Es tanta la distancia respecto de los ciudadanos, tan lejanos e inefectivos, que se puede pensar en salidas mágicas. Hay quienes consideran la posibilidad de evitar las mediaciones institucionales y hacerlo todo más rápido vía un salvador. Las soluciones fáciles son sospechosas, en todo el mundo se ha visto el fracaso de las respuestas rápidas. 

A pesar de lo evidente que resulta que no es tan simple salir de la crisis hay muchas muestras de inercias y refugio en una base fácil de creencias, verdaderos actos de buena fe. Las soluciones reales surgen de procesos lentos y colectivos, suponer o hacer lo contrario es una apuesta fallida. Lo vemos en el mundo y en nuestro país, sobre todo en los municipios donde constantemente aparece algún salvador que muy pronto pierde la cabeza. Tenemos en Donald Trump una muestra mayor y reciente del desprecio por las ideas.   

Las generalizaciones presentadas como agendas y plataformas son una muestra de limitaciones, evasivas y simulación; se apunta a todo y a nada a la vez, se señalan objetivos grandes cuidando no hablar de los medios para lograrlos. No se deben obviar los programas serios surgidos de la participación ciudadana, los expertos y la exposición pública sujeta a críticas y deliberaciones colectivas. Es parte del debate constante, permanente y con resultados. Una exigencia social, sobre todo en épocas electorales, debe ser la de exponer ideas, diagnósticos y propuestas pasando a los contrastes con otros actores políticos hasta llegar a un nivel alto de debates. 

La crítica a los políticos debe ser muy racional y justa, identificando sus responsabilidades sin caer en la demonizacion excluyente. Evidentemente los partidos deben renovarse, salir del auto consumo y abrirse a la gente con todos sus efectos. En tanto, hay la alternativa independiente a nivel municipal, siendo una opción sana pero con candados absurdos y deformaciones más que prematuras. Los independientes son un respiro en los oxidados circuitos partidistas, tienen el reto de hacer todo diferente y bien. Ser independiente supone un deslinde con las burocracias partidistas y, sobre todo, de los membretes que solo administran los registros electorales. 

Aun así, hay que ser muy escrupulosos con los partidos, respetando su existencia y el rol que juegan en la pluralidad. A pesar de las deficiencias del sistema de partidos ahí están, como referente de pocos o muchos, como canal de expresión y como articuladores de intereses y demandas sociales. No van a desaparecer los partidos porque cuentan con alguna base, clientelar o no, y porque se reinventan para jugar un papel en el sistema; si puede haber casos de crisis existenciales pero al final, como vimos en España y Grecia, entre otros, se mantienen las principales formaciones partidistas. Al "Que se vayan todos" por repudio y presión ciudadana, deben agregarse las auditorías revisiones profundas y deslindes de responsabilidades; es imposible empezar de cero y de la tierra arrasada;  hay de soporte un incipiente servicio civil de carrera para sostener el aparato público, no son menos los verdaderos servidores públicos, también hay líderes con visión de estado y una ciudadanía más informada, crítica y participativa.

Recadito: El nuevo gobierno es exigible y apoyable también.


Leer más...

viernes, 18 de noviembre de 2016

TRAGO INÉDITO Y AMARGO EN VERACRUZ



Uriel Flores Aguayo
@UrielFA

En algunas dependencias estatales nunca habían dejado de pagar los las quincenas a sus empleados como ahora que vivimos en el colapso del gobierno tricolor; es el símbolo del caos y el fracaso de un régimen que hizo todo tan perfectamente para fracasar y hundirnos en el desastre. Para los trabajadores estatales es un golpe brutal, paralizante, que no esperaban ni conciben; reaccionan con estupor y rabia, protestan y se movilizan, en mucho espontáneamente pero también con el obligado concurso de sus sindicatos, cuyos dirigentes son, de muchas maneras, copartícipes de esta grave situación. 
Vamos rodando sin freno al fondo de un abismo de crisis social cuyas consecuencias es difícil imaginar; lo impensable está ocurriendo: Ayuntamientos cerrados, hospitales parados, escuelas sin clases, calles bloqueadas y el enojo social generalizado. Estamos en un Veracruz inundado de problemas y sin gobierno real donde la gente tiene que cuidarse por si sola. La cadena de problemas crece y se extiende, brinca de lo económico a lo político y termina siendo social, con incidencia en la vida pública. Al ambiente enrarecido y de enojo se le enmarca con la violencia generalizada; se han roto límites y contenciones a la delincuencia, que aprovecha el río revuelto y la falta de instituciones que funcionen. 
Ante este cuadro caótico y nocivo para Veracruz hay que señalar responsabilidades directas e indirectas, teniendo claro que se realizaron actos  lesivos para la colectividad por acción u omisión; no se pueden deslindar a los diputados salientes que aprobaron cualquier cosa al ejecutivo y contribuyeron decisivamente al actual estado de cosas, como tampoco al partido oficial que consintió las medidas absurdas del gobernador Duarte. Igualmente están las élites económicas, las invitadas al banquete del poder y las que se quedaron sin invitación, cuyo silencio y falta de valor cívico cooperó con el actual desenlace. Antes de cuestionar a la actividad política en si misma por la desastrosa gestión del desfalleciente gobierno estatal habría que repensarla, rescatarla y darle un distinto rumbo.
Es correcto el llamado a la unidad veracruzana para hacer frente a la crisis. Solo  juntos, sin confusión y mezquindad, podremos salir adelante. Son mayúsculos los retos que heredan el nuevo gobierno y a la alternancia que parece suicida asumirlo, sin embargo todo se destapó, en gran medida, por la liberación de los medios y la preeminente labor de las redes sociales. Ocurrido eso, la derrota del tricolor fue de trámite. Sabido eso, queda al gobierno federal la toma de posición federalista, solidaria y responsable; somos federados, pedimos y exigimos, tenemos una porción de derechos pero hay que darle viabilidad a los esfuerzos democratizadores.
Participar en el gobierno de la alternancia es un imperativo ciudadano, ético y democrático; nunca se había justificado estar ahí como ahora, en una situación de emergencia, con un ambiente de crisis donde es secundario el partidismo así como los proyectos personales. Para la sociedad, las fuerzas políticas y el nuevo gobierno no va a ser fácil comprender y actualizarse en una coyuntura tan reciente y devastadora como la que estamos pasando, una auténtica pesadilla. Las crisis sacuden y enseñan, exigen cualidades especiales, de las ocultas por ahí, de fuerzas renovadas para encarar retos mayores; debemos demostrar que tenemos los valores y la entereza para superar este trago amargo, la tormenta tricolor, y salir adelante.

Recadito: Cuando el barco se hunde y todo mundo salta, el gobierno se preocupa por el color de los manteles. 
Leer más...

viernes, 11 de noviembre de 2016

PRUEBA DIFÍCIL PARA VERACRUZ



Uriel Flores Aguayo
@UrielFA

Tal vez ni en las más lúgubres pesadillas habíamos visto las escenas de crisis que ocurren en Veracruz; la sucesión de hechos fuertes sacuden nuestra cotidianidad y rebasan la imaginación; hay que hacer un mayor esfuerzo para entender y actuar ante todo lo inédito que nos rodea, miente o se equivoca quien diga que tiene todo claro y que comprende en plenitud lo que sucede. El punto clave es encontrar las salidas a la crisis en modalidad de catástrofe qué vivimos. Para ello la firmeza es indispensable, la lucha del momento es por la recuperación de los recursos que fueron desviados y el deslinde categórico de responsabilidades. 

El cuadro público de Veracruz no puede ser más complejo, tocamos fondo y encaramos como es posible una situación de caos, ingobernabilidad y confusión. Él gobierno Estatal se vio envuelto en evidentes y escandalosos casos de corrupción, agravados por la falta de planeación y profesionalismo; dejó correr el tiempo y él crecimiento de los problemas, apostando a factores políticos que no se actualizaron. Habiendo apostado al triunfo del candidato oficial y a la protección presidencial, se derrumbó apenas no se cumplieron esas condiciones con resultados impresionantemente nocivos. 

Ante su severo déficit presupuestal el gobierno aplicó medidas fáciles, tomando los recursos municipales con absoluta irresponsabilidad; cuidó  cubrir sus compromisos con sus tres poderes y más o menos respetar "las conquistas" sindicales y prestaciones burocráticas. El gobierno del estado se paga así mismo aunque tenga que tomar indebidamente los recursos municipales, incurriendo en actos ilegales y profundamente irresponsables que ponen en riesgo la gobernabilidad de Veracruz. Hay una línea natural y progresiva entre crisis financiera, política y social; en conjunto ponen en riesgo paz pública y condiciones mínimas de funcionamiento de las instituciones. 

Los presidentes municipales se han visto en la necesidad de movilizarse y exigir sus recursos retenidos, lo hacen por necesidad y sin importar origen partidario; unos acuden a instancias federales mientras otros han decidido esperar desde el palacio de gobierno y la Casa Veracruz. Es una lucha con causa, totalmente justificada y digna. En estos días las posturas de los ediles han coincidido en lo sustancial independientemente de los métodos adoptados para exigir sus recursos. De alguna manera los municipes están dando la cara por todos, si logran recuperar los fondos desaparecidos cumplirán los compromisos con sus gobernados directos pero también mostrarán un camino y mejorarán las condiciones para otros sectores que también tienen reivindicaciones económicas que formular a las autoridades estatales. 

Entre lo trágico que vivimos y nos azota especialmente a los xalapeños por ser ciudad capital, sede de poderes y protestas, se han dado actitudes curiosas al menos; hay mucha y notable solidaridad con la causa municipalista, expresada en apoyos variados, noto que la gente en general simpatiza con los ediles; en menor medida se observan las posturas de quienes cuestionan el momento de la protesta y el supuesto protagonismo de los líderes del movimiento. Quienes solo ven elementos negativos en estas protestas omiten todo el proceso previo que llevó a esta situación y lo natural que es que surjan cabezas visibles. Sin duda se debe y se puede criticar pero sin olvidar el origen del problema, el dato duro que significa el desvío de los recursos rigurosamente etiquetados a los municipios. 

Es tan serio el problema y se agrava por otros factores tan fuertes como tener a un gobernador con licencia prófugo, a un débil gobernador interino y a un estado de quiebra financiera, que los dichos de los actores políticos que lo reducen a un espectáculo resultan tan pobres como decepcionantes. No es un asunto de intereses partidistas o de cálculo electoral, estamos ante una crisis profunda que cuestiona la viabilidad de Veracruz, como una entidad con paz pública, con vida normal, con recursos, políticas públicas, instituciones sanas, servicios y programas.

Recadito: La nueva legislatura nos debe mucho desde ahora...
Leer más...

viernes, 4 de noviembre de 2016

LOS HUBIERAS Y EL DESASTRE EN VERACRUZ


Uriel Flores Aguayo
@UrielFA


Estamos viviendo en Veracruz una crisis profunda y generalizada, con efectos sociales, económicos y políticos de niveles impresionantes e inéditos. Se trata de una verdadera pesadilla que coloca a nuestro Estado cotidianamente en las notas periodísticas con tonos oscuros y grises, con novedades diarias, con impactos mediáticos que configuran un escenario catastrófico; si existiera la declaración de quiebra en las Entidades federativas de nuestro país, Veracruz ya lo hubiera hecho. El mismo Gobierno reconoce, hasta ahora, la magnitud del problema financiero. Por grave irresponsabilidad y cálculo electoral no lo hicieron en su momento, dejando para el infinito la toma de medidas oportunas para hacer frente a los retos económicos. Estamos ante una monumental y drástica irresponsabilidad y abuso del gobierno, que fue omiso y negligente a la hora de tratar los asuntos financieros del Estado; no planearon, no reconocieron, no tomaron medidas para sortear la crisis, dejaron correr el tiempo, propiciando que todo se complicara. Estamos ante la más  grave crisis en la historia de Veracruz, cuya autoría tiene responsables con nombre y apellido, alcanzando al partido del que provinieron los últimos gobernantes (PRI) y a las elites que callaron y consintieron los despropósitos del grupo gobernante en los últimos doce años.
Sin obviar al sistema político, la hegemonía local del PRI y la precaria democracia que nos rige, hay que abordar al fenómeno Veracruzano, de quiebra y desastre, desde las actitudes personales de quienes han estado al frente de la entidad. Creo que la condición humana juega un rol fundamental a la hora de configurar procesos colectivos, sigue contando con gran fuerza la personalidad de quienes toman decisiones públicas. En tanto no haya los controles suficientes será "el estilo personal de gobernar" lo que defina avances y retrocesos en los asuntos públicos. Cuenta mucho la preparación de los sujetos con  facultades extraordinarias, su voluntad, su prudencia, su capacidad y su propio equilibrio. Si vemos los resultados que estamos padeciendo en Veracruz, nos fijaremos más en las características de sus gobernantes y representantes populares: cleptócratas, frívolos, simuladores, mediocres, grillos y del montón.
El hubiera no existe como solución a nada, pero si como explicación de todo, como parte de la historia; a estas alturas, todavía en lo más fuerte de la crisis veracruzana, podemos pensar y registrar los momentos claves que definieron el rumbo que tomó nuestro estado. Un acto fundamental es la decisión de Fidel Herrera, de escoger a Javier Duarte como su sucesor, sin importar sus condiciones y solo pensando en que le cubriera las espaldas; a este paso siguieron el aval incondicional de su partido, la división opositora y una elección desaseada. Hicieron depender el futuro de Veracruz, de un fin meramente personal y, si acaso, de grupo. Llegado Duarte, en lugar de reconocer los problemas y plantearse un proyecto colectivo, prefirió simular, borrar a la oposición y superar a su maestro con las variantes de una especie de delincuencia organizada político-empresarial. Hace tres años intentamos sin éxito formar la coalición opositora que hubiera ganado la mayoría del Congreso y los Ayuntamientos, evitándonos los suplicios que estamos viviendo; la tumbaron y siguieron con su fiesta. En la pretensión transexenal, intentando ganar las elecciones de Gobernador, ocultaron la realidad financiera a los veracruzanos, no tomaron medidas y dejaron correr el tiempo hasta que todo estalló. Solo por la alternancia es posible conocer los números reales de las finanzas de Veracruz; de otro modo, si hubiera ganado el PRI, todo se ocultaría, se seguiría endeudando al Estado y pidiendo adelantos de participaciones, dejando para el infinito las soluciones de fondo.
No tengo duda que la condición humana incide poderosamente en el comportamiento de todos, en lo individual y en lo colectivo, y que, sin controles, se desbordan las tendencias más nocivas. Fue un error gigante poner a gobernar a una persona tan limitada en todos los sentidos como Duarte, pero quien lo hizo no pensaba precisamente en nuestro bienestar sino en su perpetuación como factor de poder. Hay momentos claves en la vida de los países, las entidades y las sociedades; cuando se procede correctamente se evitan tantos sufrimientos como los estamos padeciendo nosotros en Veracruz. Si hubiéramos hecho alianza hace seis años nuestro presente sería muy distinto pero se impuso la idea personal de Dante y los compromisos de algunos grupos del PRD; si hubiéramos concretado la alianza hace tres años en buena medida hubiéramos matizado el desastre en que dejaron a nuestro Estado pero se impuso la más grande maniobra fraudulenta en la historia de Veracruz, que incluyo la compra de partidos de oposición, Tribunales y todo medio que les estorbara. No se hizo lo correcto y  se dejó pasar una gran oportunidad; en el mismo PRI no hubo contrapesos, prefirieron ver para otro lado y frotarse las manos en espera de las candidaturas de corto plazo.
Nuestro actual desastre, por lo tanto, se vino nutriendo de la megalomanía de Fidel Herrera, la novatez y ambición patológica de Duarte, la flaqueza y corrupción opositora, el borreguismo del PRI, la actitud lacayuna de los otros poderes, el sometimiento de la prensa y la apatía ciudadana. Ahora es distinto, no sin grandes obstáculos se les ganó la gubernatura y se les reduce en el Congreso; por eso sale la verdad a flote, se conoce nuestra realidad  financiera y se encaran los problemas de verdad. Hicimos posible una oportunidad para Veracruz, todo un reto descomunal que requiere apoyo social y prácticamente la refundación del Estado, con leyes parejas, transparencia, honradez, eficacia y buen gobierno.

Recadito: Todo el apoyo a los presidentes municipales que luchan por sus recursos retenidos y desviados ilegalmente por el Gobierno del Estado.
Leer más...