Uriel Flores Aguayo
Con afanes democráticos y de buena fe me registré en
el PRD para ser considerado como su candidato a diputado local por el distrito
diez con cabecera en Xalapa; para tal fin hay que cumplir con una variedad de requisitos
y sujetarse a un procedimiento interno; como es lógico se utilizó una encuesta
para tomar la decisión, siendo ampliamente favorable para mí. Resuelto ese paso
ahora hay que prepararse para la campaña. Debo reconocer que los dirigentes del
PRD, a pesar de ciertas presiones grupales, se portaron a la altura del reto
que tienen enfrente, omitiendo todo tipo de favoritismo.
La confianza ciudadana expresada en la encuesta es muy
satisfactoria para mí, me indica aceptables niveles de conocimiento y de
simpatía; me coloca en el ánimo de la población. Ese es un punto de partida
indispensable para solicitar el voto y caminar con relativa seguridad en qué
puedo ser electo como representante popular. Siempre será mejor acudir a
mecanismos de consulta sobre actitudes facciosas y de favoritismo. La calidad
del diputado, su compromiso, se define desde su designación; a mayor imposición
corresponde apatía y rechazó.
A diferencia de la campaña federal impulsada hace cuatro
años ahora noto mayor apoyo, mejores niveles de conocimiento y la sensación
popular de contar con amplias posibilidades de triunfo. No voy a caer en ningún
triunfalismo, haré una campaña intensa, como si fuera la primera vez, como
novato, para ganar voluntades que me comprometan a ser un auténtico
representante popular. Obviamente respeto y valoro al resto de aspirantes,
adversarios más no enemigos. Lo democrático, para todos los candidatos, es
comprometerse a fomentar la participación electiva, masiva, en condiciones
plenas de libertad.
Creo en un poder legislativo autónomo como base de la
división de poderes, del estado de derecho y la democracia. Sin congreso independiente
hay una especie de monarquía o dictadura, donde manda una persona, el ejecutivo,
con las vistas y espantosas consecuencia en arbitrariedades, simulación y
desfalcos. Al proyecto de alternancia para Veracruz le conviene, vitalmente,
contar con la solidaridad de los diputados. Al darse ese resultado habrá
comunión de intereses en un proyecto de democratización pero respetando los
ámbitos de cada poder. La alternancia implica, entre muchos aspectos, dejar de
ser una entidad "bananera"....
Mi compromiso formal, una vez que haga campaña, es
constituirme en un diputado de verdad, representar el sentir ciudadano, defender
causas colectivas, cumplir obligaciones constitucionales, gestionar recursos
federales, coincidir con el Ayuntamiento y trabajar con puertas abiertas y en
permanente comunicación con la ciudadanía. No pasará que nunca me vean, como
ocurre con los actuales, ni repartiré objetos del ejecutivo y mucho menos seré
vocero de los secretarios de despacho como patéticamente y sin decoro lo vienen
haciendo algunos legisladores actuales. Sin respeto al congreso, viene la
degradación de nuestra vida pública.
El voto por la alternancia abrirá el paso para la
transición democrática, donde haya división de poderes, elecciones libres ahora
sí y estado de derecho. A esos urgentes resultados hay que dedicar la campaña,
con ganas y emoción, con ideas y gente, con propuestas y compromisos, con
convicción e identidad. De esta forma nos asomamos al futuro con esperanza, con
un mañana mucho mejor.
Recadito: Cuando ya no das ni siquiera risa, sino sólo
pena y burla, lo mejor es retirarte por mínimos de decoro.