Silvino
Vergara Nava
“La noche del domingo fue sorprendido
Por la policía, en una casa accesoria
de la 4ª Calle de la paz, un baile que 41 hombres
solos… Estos vestían elegantísimos trajes de señoras,
llevaban pelucas, pechos postizos, aretes, choclos
bordados, y en caras tenían pintadas grandes orejas y
chapas de color… No damos a nuestros lectores
más detalles por ser en sumo grado asqueroso.”
Crónica de la época.
En la historia de México, se cuenta con que, el 18 de
noviembre de 1901, en pleno porfiriato en la ciudad de México, se descubrió una
reunión de 41 hombres homosexuales que fueron detenidos y llevados a la
comandancia, lo cual desató el exclamo popular respecto a la falta de pudor y a
las buenas costumbres, al grado que cita el militar, general revolucionario, escritor e historiador Francisco
L Urquizo, “En México el número 41 no tiene validez y es ofensivo para los
mexicanos… la influencia de esta tradición es tal que hasta en lo oficial se
pasa por alto el número 41. No hay en el ejército División, Regimiento o
batallón, que lleve el número 41” .
Ciento catorce años después, las cosas han cambiando abismalmente,
la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sentenciado que, en las entidades
federativas se autorice el matrimonio entre personas del mismo sexo, y
recientemente determinó la aprobación de la adopción por estos matrimonios,
sostiene la Corte: “Este alto tribunal ha dejado atrás la concepción
tradicional de familia “ideal” conformado por un padre y una madre, cuyo fin es
la procreación. Hemos resuelto que el constituyente no protege a este tipo de
familia…”. Resulta interesante averiguar respecto a esta serie de decisiones,
si son tomadas por razones jurídicas o bien, por razones políticas, en otras
palabras, si se trata de una victoria por los derechos de estas personas, o
bien es, como esta sucediendo en todo el mundo, el encubrimiento de otras
razones, que en lo particular atienden a motivos económicos, y a la apertura de
un nuevo mercado y desde luego de nuevos consumidores, a saber: la ingeniería
genética.
La ingeniería genética se ha desarrollado enormemente,
al margen de las preguntas: “si los padres buscan lo mejor para sus hijos
durante toda su vida, ¿Por qué no empezar a hacerlo eligiendo las mejores
características genéticas?... ¿Debería permitirse que los seres humanos sean
producidos con unas características genéticas elegidas por otros?” (CORTINA, Albert
y otros, “¿Humanos o pos humanos? Fragmenta Editorial, Barcelona, 2015” ). Pronuncia al respecto
de éste mercado de consumo en ciernes el profesor norteamericano Noam Chomsky, que:
“la biotecnología, al ingeniería genética, el diseño de drogas y semillas
transgénicas, incluso, el diseño de especies animales, representa una industria
que en los próximos años va a crecer considerablemente, y va a generar
ganancias enormes… si comparamos el potencial de la electrónica con el de la
biotecnología, la electrónica es una nimiedad.” (CHOMSKY, Noam, “Como funciona
el mundo” Katz, Buenos Aires, 2013) Así, hay muchas preguntas sin respuesta en
la decisión de la Corte, a saber: ¿Por qué ha dejado atrás la concepción
tradicional de la familia?, ¿sobre que sustento jurídico?, ¿sobre que decisión
democrática?, ¿Por qué del matrimonio, su fin ya no es la procreación y con
ello la supervivencia de la especie humana?.
Tal parece que, encontramos que la ingeniería del
consumo ha inundado todos los campos de la humanidad, sobre esta óptica, al
ciudadano ya no se le ve por las instituciones del Estado como un sujeto de
derechos y obligaciones, a quien deba de respetarse principalmente su dignidad
humana, esto es tratarlo como un fin y no como un medio o un instrumento, pues hoy
se está convirtiendo en un instrumento de consumo, y para tratarlo como
consumidor, hay que inventar las necesidades, como lo concluye Galdbraith: “Las
necesidades son en realidad fruto de la producción.” (BAUDRILLARD, Jean “La
sociedad de consumo” siglo XXI, Madrid, 2012) En lo que se refiere a la industria
farmacéutica el profesor polaco Z. Bauman, pone un ejemplo evidente: “Antes de
1999 el gigante farmacéutico Glaxo Smith Kline lanzó una campaña
multimillonaria de fomento de la ansiedad, con el fin de crear un mercado
idóneo para su fármaco Paxil, que prometía atenuar o incluso acabar (como dicen
ahora los anuncios) con esa “grave afección médica.” Concluye el sociólogo
sobre el particular: “Hay que crear una demanda para los productos que ya están
en el mercado… en lugar de la lógica de las necesidades humanas en busca de
satisfacción.” (BAUMAN Zygmunt, “44 cartas desde el mundo líquido” PAIDÓS, Barcelona, 2011) Pues bien, con estas
decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, será nuevamente, que:
¿La economía esta sobre el derecho?