Foto: Yahir Ceballo (Proceso) |
Uriel Flores Aguayo
@UrielFA
Vivimos una muy agitada vida pública
en Veracruz, con novedades diarias; los cambios reales y profundos son
así, con incertidumbre y hechos inéditos. La alternancia nuestra sí abre
un periodo de cambios, es efectiva, como se está viendo en los sucesos
políticos que sacuden a Veracruz. Desde luego que las transformaciones urgentes
no vendrán de un exclusivo cambio de siglas y personas, sino de las reformas
legislativas y de sustancia en el ejercicio de Gobierno.
El momento político de Veracruz,
es inquietante y difícil, cargado de problemas y desafíos, como resultado
directo del ejercicio del poder de un grupo político del PRI. Fueron doce años
de conducción errática, frívola y personalista, con demasiado peso en la figura
del Ejecutivo. Después del primer trienio de Fidel Herrera, donde hubo
relativos contrapesos legislativos y partidistas, vinieron nueve años de
desenfreno combinado entre él y Duarte.
Es obvio que las finalidades del
grupo Fidelista se fueron revelando gradualmente, destacando el discurso
grandilocuente en el primer sexenio y la falta de discurso en el segundo. De
alguna manera, en plan de caricatura, el culto a la personalidad se heredó de
un gobernador al otro, dejando solo en la memoria las formas populacheras o
populistas que fueron el sello de Herrera. Para cualquier efecto el
balance de la docena gubernamental debe hacerse en conjunto, a partir de la
decisión personalista sobre el segundo candidato oficial. No puede abstraerse
el exgobernador Herrera, de las consecuencias de la administración en curso, ya
que el jugó un papel fundamental en la sucesión gubernamental que lo
relevó.
En las ideas de la cabeza del grupo
político dominante había la intención de perpetuarse en el poder, una especie
de máximato, pero sobre todo la finalidad propia de cubrirse las espaldas. Él
escogió a su relevo después de un proceso de formación y convencimiento de
fidelidad absoluta. Si Duarte tenía o no la capacidad para gobernar era
secundario para su padrino político y asunto menor para sus colegas de partido
que también deberían asumir autocríticamente las consecuencias de un gobierno
fallido.
El grupo dominante en segunda versión,
ahora encabezado por Duarte, hizo menos trabajo político y le apostó al control
antidemocrático de la entidad. Su perfil derivó en contenidos administrativos y
formas anacrónicas. Sin discurso claro y en la opacidad total, con un gobierno
de amigos, fue perdiendo presencia y peso en la vida pública, cediendo espacios
a la delincuencia y a los grupos de poder, formales e informales. La quiebra
financiera nunca enfrentada con seriedad trajo parálisis en la obra pública,
descenso casi total en los programas sociales y regateo permanente de recursos
etiquetados para los municipios.
Pocas veces se pueden ver tan
claramente los efectos de formas personalizadas en el ejercicio del poder, esas
modalidades anacrónicas que asfixian la vida pública, fomentan la corrupción y
crean condiciones de inseguridad generalizada. Ver a un gobernador como Duarte,
a diputados federales y locales oficialistas, ocupar espacios, recursos y
representación para combatir ilegalmente a la oposición y a su líder principal,
Yunes Linares, era el anuncio de la crónica de un desastre
anunciado.
Ahora todo pinta negro para el grupo Fidelista,
aunque ya escindido, sin cabeza, desprestigiado y perseguido. Se encerraron en
una burbuja, no entendieron los contextos nacional e internacional, solo
escucharon a sus amigos, excluyeron grupos afines, vieron como enemigos a los
opositores, trabajaron para ellos en plan faraónico, renunciaron a la política,
no supieron de democracia y se creyeron genios con resultados desastrosos. Lo
de menos es que paguen política y penalmente, el problema es cómo vamos a salir
de la profunda crisis general en que nos metieron con sus experimentos y frivolidades.
Esa será la compleja tarea del gobierno de la alternancia.
No deja de ser desalentador que
Morena, una fuerza política emergente y con la confianza de mucha gente, en voz
de su dirigente y su ex candidato, no tenga la capacidad o la honestidad de
entender la situación que vivimos y todo lo reduzca a generalizaciones y
ocurrencias.
Recadito: Convivio del MOPI-VER el sábado 22 de octubre, con motivo de su
aniversario 27.