| Uriel Flores Aguayo
@UrielFA
Aunque se han vivido alternancias en varias
entidades federativas, para nuestro Estado es la primera vez que se logra; eso
implica que tiene lo inédito como rasgos fundamentales, donde todo está por
aprenderse, hacerse y crearse; el aprendizaje tendrá que ser muy rápido, para
preparar un buen Gobierno que haga todo mejor y cumpla con las expectativas
sociales. El tránsito de la larga administración Tricolor a la alternancia
sería mucho más sencilla si los gobernantes salientes tuvieran una
responsabilidad republicana y colaboraran anteponiendo los intereses de
Veracruz. El lapso que transcurre entre la elección de Gobernador y la entrega
de la estafeta estatal es demasiado extenso, muy prolongado, de casi seis
meses; eso crea vacios de poder y da tiempo de sobra para el revanchismo, como
es el caso, que ocupan actualmente para tomar decisiones como si estuvieran al
inicio de su gestión, impulsar iniciativas legales, otorgar nombramientos e
intentar todo tipo de maniobras con fines transexenales para entorpecer la
labor del nuevo Gobierno; sin rubor actúan con dolo, ilegítimamente, con un
sello oportunista y negativo, apartados del mandato popular expresado en las
urnas; el Ejecutivo estatal y sus diputados están asumiendo un papel muy
cuestionable, pretendiendo disponer de ingresos para pagar sus deudas así como
tomando medidas que escapan al termino de su encargo, lo cual nos indica un
desprecio brutal a los intereses de los veracruzanos. Aunque hay experiencia
suficiente en el Gobernador electo y cuenta con el respaldo político de los
partidos que lo llevaron al puesto, no deja de ser un desafío iniciar el nuevo
Gobierno, nuevo en todos los sentidos, con tantas adversidades y obstáculos, en
un contexto muy complicado. Sin embargo, debe hacer lo que tenga que hacer para
cumplir con sus encargos y los compromisos de campaña, no fallar ni siquiera en
la percepción con las demandas y anhelos de los veracruzanos; los funcionarios
actuales, responsables de nuestra raquítica situación, pronto se van y pasan al
olvido muy rápido; cuando esto ocurra, los reclamos irán sobre las nuevas
autoridades que, por lo tanto, deben hacer justicia inmediatamente y ser muy
escrupulosos con sus tareas, cumpliendo y dando muestra de una manera nueva y
muy diferente de trabajar.
No habrá tiempo que perder, son dos años con los
que cuenta el nuevo Gobierno, poco o mucho dependiendo la manera en que se le
quiera ver y los objetivos que se proponga; para los sueños y esperanzas
mayores de los veracruzanos tal vez sea un suspiro pero para rehacer la
seguridad pública, reactivar la economía y hacer justicia tal vez sea tiempo
suficiente. Todo será rápido, hacerlo bien, en corto tiempo sentar las bases de
una gobernabilidad democrática con Estado de Derecho, no es difícil anticipar
el estilo y las formas del nuevo Gobierno: de tiempo completo, cercanía con la
gente, de apertura, transparente, eficaz y honesto. Gobierno de coalición
significa pluralidad, con las fuerzas políticas que lo posibilitan pero también
con los ciudadanos en general; se trata de no partidizar a las instituciones,
de fundar democracia, fortalecer a la sociedad civil y construir un
gobierno nuevo en todo, practica y espíritu, que incluya a los jóvenes, que
privilegie perfiles y meritos, que sea respetuoso de los géneros y borre la
cultura excluyente, sectaria y mediocre en que está envuelta la administración
saliente.
La alternancia traerá nuevos aires políticos y
sociales, en un proceso que puede ser virtuoso en todos los sentidos; poco a
poco, por su impulso democratizador, ira incidiendo en mejores conductas
colectivas; desde luego que la prueba es para todos, para los grupos de presión,
para los partidos políticos, para los sindicatos y para todos los grupos
sociales; la sociedad puede encauzar su energía, ya sin los obstáculos del
Gobierno, al desarrollo social, a la seguridad ciudadana y a la democratización.
Si bien no hay mayor garantía que el compromiso adquirido y el respeto a la
voluntad popular, es de darse un voto extra de confianza para que se cumpla con
el proyecto ofrecido; dada la desconfianza sembrada con esmero por los que se
van y por las malas experiencias de otras alternancias, es indispensable
construir puentes y mecanismos de participación ciudadana con vigilancia real,
activa y critica que impida desvíos, la frustración de la esperanza, para que
gane lo positivo y se sienten bases solidas de democratización de nuestro
Estado. Para todos es nueva la alternancia, nos reta a aprender rápido y
aprovecharla para bien; habrá de todo, desde los que aprendan rápido y lo
apliquen hasta aquellos que la rechacen y combatan con boicots y obstáculos
arcaicos. Pensando en positivo uno esperaría actitudes de altura de la clase política,
si es que piensan en el bien de Veracruz. Hay rémoras y lacras como cultura y acción,
no es algo personal, son estructurales y de coyuntura, vienen de lejos o se
consolidaron en los más recientes gobiernos. El Gobierno de la alternancia debe
atender esa realidad integrándose bien, teniendo claro el tamaño del reto y
haciendo todo diferente y mejor. Los veracruzanos deben tener muy clara la
responsabilidad de cada quien en los problemas que nos abruman, los
deslindes tienen que ser tajantes y transparentes para que haya consecuencias y
justicia, siendo muy claros en los puntos finales y puntos de partida; no es
para menos ante la casi titánica labor de reconstrucción de las instituciones y
de nuestra vida pública.
En el debate sobre las expectativas y posibilidades
del nuevo Gobierno hay algunas posiciones demasiado apáticas o, de plano,
negativas, casi deseando el fracaso de la alternancia; se nota en algunas zonas
del periodismo y en ciertas fuerzas políticas, en ambos casos es obvia la falta
de análisis y de autocritica por su anclaje tradicionalista y dogmático; hay
quienes eluden las responsabilidades de los que se van y los meten en el mismo
saco con los que llegan, mas en un afán despectivo pero poco inteligente. Es de
obviedad que estamos ante tiempos inéditos, de aprendizaje, de sentido histórico;
son tiempos de mente abierta, de enormes retos, de generosidad, de colaboración
con un nuevo Gobierno siempre y cuando no se desvíe en mezquindades
partidistas, que abra la más amplia participación ciudadana y que le apueste a
la gente; ojala entendamos que en la buena marcha del nuevo Gobierno nos va
nuestra seguridad, la reactivación económica, la legalidad y la transición democrática.
Recadito: Solidaridad plena y activa ante el vacío
de poder...