@BarbaraCabrera
“Lo que sabéis, lo que no sabéis; lo que se
dice, lo que no se dice;
lo que es claro, lo oscuro, lo contradictorio”
Guillermo Gerardo Hamilton
CURULEROS, dícese de aquellos personajes cuya tonalidad y presencia en
cualquiera de la Cámaras [sea la de Senadores, la de los Diputados
o en algún Congreso local] varía. Dichos especimenes suelen estar sentados en
una curul –algunos por inercia, otros por convencimiento; varios, para defender
sus y otros intereses; ciertos más con la camiseta de “su partido” tatuada.
Todos, dignos de un estudio sociológico y algunos Zoo-ciológico. Trasciende que
corresponde a los aludidos personajes dotar de leyes adecuadas y acordes a esta
época y circunstancias, escuchando en todo momento la voz de la ciudadanía; no
obstante, no siempre es así. Por ello, denomino a este sector curuleros con
todo y sus implicaciones.
En
la práctica legislativa a la mexicana, algunos curuleros dicen “meterse de
lleno”, “trabajar de forma permanente” para “sacar alguna reforma o expedir
leyes completas en tiempo récord” que en ocasiones aprueban entrada la
madrugada.
Curuleros que atienden los pendientes
legislativos al cuarto para la hora, dando a entender: salen porque salen.
¿Recuerdan las #ReformasEstructurales cortesía de Enrique Peña Nieto? sí, esas
cuyo objetivo es “Mover a México”
Curuleros
que se disputan la paternidad de las leyes mediáticas y se esconden de aquellas
necesarias.
Curuleros
gastalones. Algunos opacos, otros mostrones.
Curuleros
lisonjeros.
Curuleros
que dicen luchar contra la corrupción y se niegan a ser evaluados ¡ay de
aquellos que osen tocarlos con el pétalo de una crítica!
Curuleros
que se venden al mejor postor.
Curuleros
erigidos en diputados del presidentehttp://bit.ly/2u5rJGE lejanos a la
ciudadanía.
Curuleros
escudados en la mercadotecnia para presentarse con cara y mañas limpias.
Curuleros
cuyo máximo logro es develar placas, lanzar exhortos y sumar y sumar y sumar y
sumar iniciativas a las que no siempre dan seguimiento.
Curuleros
de ayer y hoy que viven, comen y sueñan con no quedar fuera del erario.
Punto
y parte son los que con dignidad y ética son auténticos representantes del
pueblo y pueden ser llamados en toda la extensión de su conceptualización:
legisladores. Hay pocos, pero existen.
Los dislates y circo de quienes se hacen llamar
legisladores están a la orden del día. Recientemente algunos de quienes
integran la fracción de Movimiento Ciudadano en la Cámara de
Diputados, acudieron a la oficina del priísta César Camacho, coordinador de los
tricolores, amante de portar relojes carísimos que poco le lucen. Esa visita
fue para obsequiarle un horno de microondas para implorarle que sus
correligionarios descongelen las iniciativas que siguen sin llevarse a
discusión, entre las que destacan: la revocación de mandato, la supresión del
fuero, la desaparición de los bonos navideños, eliminar las pensiones de los
expresidentes, quitar el financiamiento a partidos políticos, disminución de
diputados, entre muchos otros. Es evidente, a partir de ser testigo de hechos
como ese, que la contienda electoral está presente y muy cerca al ocaso de la
legislatura, unos se ponen las pilas para hacer el trabajo por el que les pagamos
desde el día 1.
Esta es la primera ocasión en que los curuleros
podrán reelegirse. Y tú, ustedes ¿votarían de nuevo por ellos? Dejo esta
pregunta para la provocación, y así llenarnos de acciones, decisiones y
determinación para llevar a las curules a quienes sí nos representen.
PD. Consúltese aquí la Nornilandia que
escribí hace algunos años dedicada a la “Grilla curulera” http://bit.ly/2u4C9WS
Por hoy es todo.
¡Hasta la próxima Nornilandia!