Uriel Flores Aguayo
@UrielFA
El cierre del sexenio
priista en Veracruz, esta resultando más
pesado, espectacular e ignominioso de lo que el menos pesimista hubiera
pensado. En un afán vengativo, de odio y búsqueda de impunidad el Gobernador
saliente y la mayoría de los diputados están tomando medidas que son de una
obviedad anormal, ilegitima, antidemocrática, inmoral y profundamente
irresponsable. Tan solo por tiempo ya no les corresponde a ellos tomar estas
decisiones; hay mucho de indignidad y falta de decoro en el impulso de esas
medidas. Pretenden comprometer porciones del presupuesto, cargos claves en la
gobernabilidad y la transparencia, la nómina y las deudas; son medidas absurdas que tendrán efectos
cuando ellos ya no estén. Si no fuera porque son capaces de eso y más, uno pensaría
que está ante una obra de humor negro. Exhibe el gobierno una pobreza política
inmensa que mucho habla, para mal, de las formas en que han gobernado con
resultados desastrosos en todos los órdenes.
Era más o menos común
que en los municipios, casi siempre los más pequeños, los presidentes salientes
se tomaran la libertad de basificar a los empleados de confianza, que casi
siempre eran sus amigos y familiares; lo impactante es que, por ahora,
también lo quieran hacer a nivel estatal; ya no es un gobierno "bananero" simplemente, por su
primitivismo pasa a ser de nivel "chicharronero". Es un espectáculo
de degradación del servicio público, que contamina la vida pública y que afecta
a toda la sociedad. Este tipo de gobernantes y diputados, abyectos y
pusilánimes, son el origen de la violencia y la corrupción que azota a Veracruz.
El daño moral y político que le hacen a nuestro estado es incalculable; son todo lo que no se debe
hacer, son un mal ejemplo para las nuevas generaciones. Afortunadamente, siendo
un problema político, muchas de las decisiones que tomen son perfectamente
reversibles.
La sociedad se
indigna, aprende y participa; es el saldo positivo de esta exhibición de
desvergüenza e inmundicia. Van a tener un costo político personal los que
avalen el kit de la impunidad; sin duda también le va a
pegar en apoyo al todavía partido oficial. Los ciudadanos se darán cuenta de la
importancia de participar, de ser vigilantes y estar informados; nunca más
votaciones en blanco, apoyos incondicionales y silencios que se vuelven
cómplices. Este tipo de gobiernos han llegado a estos niveles de degradación porque
la sociedad lo ha permitido o porque las fuerzas democráticas no han tenido la
capacidad de detenerlos.
Tanto peca el que
mata la vaca como el que le agarra la pata reza un dicho popular que es
aplicable a nuestra circunstancia local; el ejecutivo propone aberraciones con
la confianza de contar con diputados abyectos y sumisos, ambos tienen una carga
pareja de responsabilidad. Si esas maniobras salen adelante, las dos partes
tendrán que asumir las consecuencias legales y políticas de sus actos, pero
sobre todo el repudio popular. Hoy más que nunca se pone en cuestión el papel
de los legisladores en el sentido de
asumir la representación popular que se les confirió o seguir simulando
y haciendo el trabajo sucio al ejecutivo estatal.
Vamos a ver en estos
días hasta donde llegan los que ya se van, si algunas cuestiones eran cortinas
de humo solamente y si tienen la inmensa y destructiva irresponsabilidad de
llegar tan lejos en la degradación de las ya de por si débiles instituciones
que tenemos. Su nombre quedará en la
memoria popular y será asociado invariablemente a su partido; prácticamente
estarán sepultando por mucho tiempo las posibilidades de recuperación del PRI.
Sería muy oportuna la intervención federal para poner orden y el deslinde del
priismo local para no tener que cargar con todo el costo que les van a dejar
este grupo de aventureros. Puede
parecer utópico pedir congruencia a todos los priistas y a su clase política,
pero no hay de otra, vienen siendo indispensable si quieren tener un papel
normal y aceptado socialmente en el nuevo escenario político de Veracruz.
Ahorita están
envalentonados todavía, pues conservan el control del aparato público, ya
veremos en unos meses si siguen con la misma desmesura; dudo que resistan la
presión social; aprenderán que los abusos se aplacan, que no son impunes, que
la gente cuenta y verán como tienen que salir huyendo en peores condiciones.
Debieron haber entregado sin problemas, sin traumas y aportando armonía a
Veracruz; no lo quieren así y en esa actitud "chicharronera" llevaran
su penitencia. Veracruz, no es piñata, no vamos a permitir que
lo sigan golpeando por afanes de
impunidad y ambición; a partir de ahora se respeta y se cuida, en ello nos va
la paz pública, nuestra tranquilidad y el desarrollo social y democrático.
Recadito: La
coyuntura exige posiciones muy claras de todas las fuerzas políticas
veracruzanas.