La Procuraduría General de la República
(PGR]) entregó a las autoridades estadunidenses al narcotraficante Sergio
Villarreal Barragán, alias ”El Grande”, ex operador del cartel de los Beltrán
Leyva, y quien en su momento fue uno de los capos mas buscados por el gobierno
de México.
Fuentes oficiales informaron a 24 HORAS que
Villarreal fue transportado la noche del martes al hangar de la institución en
el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde una aeronave
de la Agencia Federal Antidrogas (DEA) de los Estados Unidos ya lo esperaba
para trasladarlo a ese país.
Desde su captura en septiembre del 2010, el
capo se convirtió en una pieza fundamental de diversas investigaciones que
integró la PGR y que derivaron entre otras, en la reciente detención y arraigo
de cuatro altos mandos del Ejército Mexicano, entre ellos, el general de
División en retiro, Tomás Ángeles Dauahare.
Villarreal Barragán, ex policía judicial de
Coahuila, fue en la segunda mitad de la
década pasada, uno de los operadores mas violentos de la referida organización
delictiva.
Su
jerarquía era del nivel de Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, y
solo por debajo de los hermanos Héctor y Arturo Beltrán Leyva.
Cuando Arturo Beltrán fue abatido por
efectivos de las fuerzas especiales de la Marina durante un operativo en
diciembre del 2009, el cartel sufrió una fuerte división en su cúpula de mando
que terminó por debilitarlo de forma irreversible.
Se formaron dos facciones, una liderada por
Héctor Beltrán y quien ubicó como su principal lugarteniente a “El Grande”, y
otra por “la Barbie” quien ubicó como su mano derecha a Gerardo Álvarez Vazquez
alias “El Indio”.
El 12 de septiembre del 2010, elementos de la
Armada de México detuvieron en el estado
de Puebla a “El Grande”, por quien se
ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos. Su captura, posterior a la
muerte de Arturo Beltrán, significó el desmoronamiento del grupo delictivo, al
menos como estaba configurado en ese momento.
Durante el año y medio posterior a su
aprehensión, la PGR le fincó múltiples cargos relacionados con delincuencia
organizada, delitos contra la salud, homicidio, entre otros, por lo que
continuaba bajo proceso penal.
De narco a
estrecho colaborador
Durante su proceso, Barragán rindió
diferentes declaraciones ante la PGR en
las que reveló detalles sobre la forma en que operaba la organización delictiva
pero sobretodo respecto a su red de
vínculos con servidores públicos, pues su intención era apegarse al programa de
testigos protegidos.
Sus dichos, asentados en averiguaciones
previas de la SIEDO con el indicativo de “Mateo”, fueron pieza clave para que
se lograra identificar a los mandos militares que en su momento estuvieron
coludidos con los Beltrán Leyva.
Principalmente, acusó al extinto general
Arturo Acosta Chaparro, asesinado el mes pasado en calles de la ciudad de
México, como responsable de brindar
protección logística y operativa al grupo delictivo, facilitando así el
trasiego de estupefacientes en la costa del pacífico y la zona centro del país.
A cambio, según narró Villarreal, el general
recibió cuantiosos pagos que incluso ascendieron al medio millón de dólares.
Recientemente se reveló que las declaraciones
de “Mateo” fueron incluidas también en la averiguación previa iniciada en
contra de cuatro mandos de la Sedena que actualmente se encuentran arraigados.
Entre ellos se encuentra el general Tomás
Ángeles Dauahare, quien fungió de 2006 a 2008 como subsecretario de la Defensa
Nacional.
Con el traslado de Villarreal o “mateo” a
Estados Unidos, suman ya cuatro los informantes que tiene la DEA bajo su
protección y cuyas declaraciones se han incluido en el expediente iniciado
contra los generales.